lundi 2 octobre 2017

Bergoglio blasfemó contra la Sangre de Jesucristo: "Por las venas de Jesús corre sangre pagana"

https://youtu.be/GaE6m_0ZBK8

Pubblicato il 09 set 2017  Colombia Villavicencio
San Agustín, in Ioannem, tract. 10
 Aunque el Señor tomó su cuerpo de la descendencia de Adán, no tomó su pecado; de él tomó el templo de su cuerpo, pero no la maldad, que había de arrojar de ese templo. (Catena Aurea Santo Tomas de Aquino – Jn 2,18-22 -)

La Sangre de Jesús es de origen Divino ya que un feto tiene su propia sangre que es distinta a la de su madre. (Vedi per esempio  i "problemi" legati all' RH negativo n.d.r.)
https://laicosunidosencristo.wordpress.com/2017/09/15/la-sangre-de-jesus-es-de-origen-divino-ya-que-un-feto-tiene-su-propia-sangre-que-es-distinta-a-la-de-su-madre/
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1 ( Catena Aurea, Santo Tomás de Aquino)

http://nazareusrex.blogspot.it/2017/09/bergoglio-blasfemo-hereticamente-en.html?m=1

He creído superfluo exponer cómo Booz tomó por mujer a una moabita, Rut, sabiendo todos lo que la Escritura dice sobre éstos (en el libro de Rut). Sólo diré que Rut, en premio de su fe, se casó con Booz, porque renegó de los dioses de sus padres y adoró al Dios vivo. Booz, recompensando esta fe, la recibió por mujer para que de tal unión santificada naciese la descendencia real.

San Ambrosio, in Lucam, 3

¿Cómo Rut, extranjera, se casó con un judío, y qué razón tuvo el evangelista para creer que debía mencionar en la genealogía de Cristo esta unión prohibida textualmente por la ley? Parece deshonroso que el Salvador procediera de una generación ilegítima, a no ser que acudamos a la sentencia del Apóstol: "Que la ley no fue puesta para el justo, sino para los injustos" (1 Tim 19). Rut, extranjera y moabita, a pesar de la ley de Moisés, que prohibía tales enlaces y que excluía a los moabitas del pueblo de Dios, entró a formar parte de ese pueblo porque la santidad y pureza de sus obras la colocaron sobre la ley misma. Pasó por encima de la ley y mereció ser contada entre los ascendientes del Señor, elegida por el parentesco del espíritu, no de la carne. Gran ejemplo tenemos en Rut, pues en ella estamos prefigurados todos nosotros que hemos entrado en la Iglesia del Señor, recogidos de entre los gentiles.


San Agustín:
“Todos los errores de los herejes acerca de Jesucristo pueden reducirse a tres clases: los concernientes a su divinidad, a su humanidad, o a ambas a la vez”.(quaestiones evangeliorum, 5,45)





Sobre la genealogía de Jesús:

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1


Mas porque la prudencia impía de los judíos negaba que Jesús fuese de la descendencia de David, por eso el evangelista añade: "Hijo de David, hijo de Abraham". Pero, ¿no basta decir hijo de sólo Abraham o de sólo David? No, porque a ambos fue hecha la promesa de que de ellos había de nacer Cristo: a Abraham en el Génesis: "Y en tu semilla serán bendecidas todas las naciones de la tierra" ( Gén 22,18); a David en el Salmo: "Del fruto de tu vientre pondré sobre tu trono" ( Sal 131). Por eso lo llamó hijo de ambos, para demostrar que las promesas hechas a ambos se habían cumplido en Cristo, y además porque Cristo había de tener tres dignidades: rey, profeta y sacerdote. Abraham fue profeta y sacerdote; sacerdote, como le dijo Dios en el Génesis: "Toma para mí una vaca de tres años" ( Gén 15,9); y profeta, según lo que el Señor dice de él al rey Abimelek en el Génesis: "Es Profeta y rogará por ti" ( Gén 20,7). David fue rey y profeta, pero no sacerdote. Cristo fue, pues, llamado hijo de ambos, para que la triple dignidad de ambos se reconociese en él por derecho de nacimiento.


San Ambrosio, in Lucam, c. 3

Por eso también eligió dos autores del linaje de Cristo; uno que había recibido la promesa de la congregación de todos los pueblos, otro que había obtenido que se le comunicara la predicción de que de él nacería Cristo. Y así, aunque sea posterior en el orden de la descendencia, ha sido nombrado primero, porque es más haber recibido la promesa acerca de Cristo que aquélla acerca de la Iglesia, la misma que existe por Cristo, puesto que el que salva es de condición más excelente que lo salvado.